¿Traductor profesional o inteligencia artificial?

Si en los años ochenta hubiéramos tenido la posibilidad de acceder a un traductor digital para hacer nuestras tareas en inglés o francés, a buen seguro, hubiéramos sacado mucho partido de ellas. Cualquier artilugio que facilitara aunque fuera de manera mínima la compresión de otro idioma era tan aplaudida como bienvenida. Pero por desgracia, en aquellos tiempos y durante años, lo único de lo que disponíamos para apoyar nuestros estudios, era el compañero avezado o el diccionario Collins. Con esta herramienta y un poco de imaginación, conseguías entender en parte lo que querían decir aquellas palabras desconocidas.

Por aquellos tiempos y durante la década siguiente, la mejor manera de aprender inglés era traducir canciones de tus artistas favoritos, diccionario en mano. La calidad de las letras resultantes era en extremo literal e insultante, pero nos contentábamos con ello. Sobre todo, cuando gustabas de pedir colaboración humana a tu teacher y te devolvía un batiburrillo similar al que tú habías obtenido. Entonces entendías que la literalidad debía ser ley a la hora de realizar tus traducciones. Craso error. Ahora, lo sabemos.

Comprender un idioma va más allá de traducir sus palabras, se trata de proporcionarles un sentido y una coherencia sin perder su esencia. Este es el trabajo de un traductor profesional como los que puedes encontrar en Traduspanish Traducciones. Actualmente, podemos encontrar todo tipo de traductores online, capaces de traducir textos en otro idioma de forma casi instantánea. La tecnología avanza de tal manera que la traducción automática se equipara en gran medida a la traducción profesional.

El desarrollo de la inteligencia artificial trata de erradicar las fronteras que todavía existen a nivel lingüístico. Esto se debe entre otras cuestiones a que los servicios de traducción e interpretación de idiomas forman parte de una realidad necesaria para que la globalización siga en su avance imparable. La ambiciosa pretensión es la absoluta comprensión y homogeneización de las culturas a través del idioma.

Para esta cuestión en particular, la inteligencia artificial resulta tremendamente útil. Tanto, que cabe preguntarse si la figura del traductor profesional caerá en desuso a consecuencia del avance tecnológico. La respuesta debería ser no. Cada uno tiene su lugar y su cometido. Aun así veamos con más detalle en que se basa traducción automática.

Inteligencia artificial, poliglota de nacimiento

Si entendemos que la inteligencia artificial es una combinación adecuada de operaciones sistemáticas que hacen posible la creación y el desarrollo de maquinaria que presente capacidades y comportamientos, similares a los humanos, podemos comprender el alcance de la misma. En pocas palabras, la inteligencia artificial consiste en dotar a una máquina de la capacidad del pensamiento humano.

Las funciones de este tipo de sistemas, consisten en realizar el análisis de grandes cantidades de datos que le permiten identificar patrones y tendencias. Debido a esto, puede realizar predicciones automáticas con excesiva rapidez y precisión. Teniendo esto presente, vamos a tratar de responder a la pregunta planteada ¿puede el traductor virtual sustituir al traductor humano?

Cada vez existen más y más traductores automáticos en la red. Estos programas, ayudan y facilitan la vida de innumerables personas en cuestiones cotidianas o profesionales. Son perfectamente capaces de resolver pequeñas dudas lingüísticas permitiendo una comunicación global y simultánea con cualquier parte del planeta. Hasta el momento, estos sistemas de traducción, han sido capaces de traducir de forma mecánica y técnica cualquier texto, pero siempre dejando al margen a la parte emocional. Esto los hace eficaces para situaciones que no requieran de una comunicación formal.

Si nos centramos en el servicio de traducción que presta Google, hasta finales de los ochenta, la traducción automática que realizaba, se basaba en frases. El programa, buscaba la mejor coincidencia en los términos del diccionario. En ese momento, creo un nuevo método basado en la inteligencia artificial que era capa de disminuir en un ochenta por cien los errores. Este sistema, se compone de una red de neuronas artificiales que asume cada frase como unidad, creando un contexto automático, frase a frase. Aparte de comparar entre bases de datos ya creadas, utiliza un mecanismo de autoaprendizaje que le permite deducir las reglas del lenguaje. En otras palabras, la red de neuronas, desarrolla su propio lenguaje creando equivalencias entre frases y palabras de diferentes idiomas, recreando un concepto semántico más humano. Así se consigue obtener una traducción más fluida, similar a la que ofrece un traductor humano.

Cabe señalar que la combinación de idiomas que mejor funciona y da resultados más fluidos y precisos, es inglés-español y viceversa. Esto se debe a que esta traducción está mucho más avanzada. Aun así, los traductores automáticos pueden ayudar al humano pero no podrá sustituirlo.

Citemos un ejemplo como el siguiente: “esta noche voy a cenar ropa vieja”, la ropa vieja se entiende como un plato típico de la gastronomía española; la traducción que devuelve google “tonight I´m going to dinner old clothes” es literal. El traductor automático lo pone literalmente como ropa vieja. Por lo tanto, no tiene en cuenta ni el contexto ni la intención de la frase dentro del entorno cultural en el que se produce. El resultado es una traducción totalmente equivocada que debe revisarse por un profesional de carne y hueso para evitar los malos entendidos que pueden derivarse de la misma.

Humanidad ante todo

Y es que al final, el factor humano es primordial. Si tú metes un texto en el traductor automático, tendrás una traducción instantánea a la velocidad de la luz. Pero la tendrás carente de sentido en muchos puntos y estará lejos de la formalidad necesaria para su comprensión por terceros. Cuando un traductor recibe un texto para traducir, debe interpretar el mismo. Existe un trabajo previo en el que analiza todos los posibles significados de cada una de las frases que lo componen. Este análisis debe hacerse de manera minuciosa y exhaustiva para esgrimir el significado real del texto. La mejor forma de abordar una traducción es contar con un profesional que posea de la formación en la lengua de origen y destino, esto permite que controle la semántica y la gramática del texto hasta el punto de poder adaptarlo en su marco cultural.

Los traductores tienen que ser capaces de resolver problemas de gran complejidad como los que vamos a enumerar:

  • Problemas gramaticales. La gramática es el recurso principal que permite construir las frases del texto.
  • Problemas semánticos que son los que se refieren al sentido o la interpretación de los signos lingüísticos como símbolos, palabras o expresiones.
  • Problemas culturales relacionados con las expresiones y el vocabulario típico de cada país y su lengua de origen y destino, en esto se incluyen festividades, referencias culturales y todo tipo de cultura popular.
  • Problemas sintácticos en referencia a la relación de concordancia y jerarquía que debe existir entre las palabras que forman las oraciones.
  • Problemas intencionales. Es decir, la intención del texto que se traduce para interpretar el texto, por ejemplo ante una frase irónica o cómica.
  • Problemas idiomáticos. La mezcla de idiomas hace que el traductor tenga que conocer la intención del autor para mantener la expresión en el idioma de destino.

Todos estos problemas que surgen en el ámbito de la traducción, son difíciles de solventar por una inteligencia artificial. Es necesario el factor humano para conferir al texto traducido la calidad y sentido necesario. Esto quiere decir que en el futuro, la traducción automática seguirá mejorando hasta permitir que estos sistemas se conviertan en una herramienta de trabajo para los traductores. El sector no rechaza la traducción automática, más bien la considera como una metodología de trabajo que puede adaptarse a los procesos de cada empresa de traducción, creando un entorno colaborativo y cohesionado entre la traducción automática y la traducción profesional.

Como podemos comprobar de forma continua, la traducción automática da indicios de mejora constante. Eso es una realidad irrefutable, como también lo es el hecho de que los resultados nunca superarán a los ofrecidos por un traductor humano. Es necesario recordar que aun utilizando la traducción automática más confiable, siempre será imprescindible reelaboración y revisión posterior de un profesional. Así se unifican los conceptos y se resuelven los fallos y errores que comente la traducción automática.

En este sentido, los profesionales del sector están conformes con la creación de un consenso entre la inteligencia artificial y la traducción automática para convertir a esta última en una herramienta de trabajo que puede ayudarles en la tarea pero sin que se conciba como sustituto del trabajo humano.

A modo de conclusión, los traductores profesionales, tienen los conocimientos necesarios para realizar la traducción, se comprometen con el texto y con el cliente. Lo que implica entregar los trabajos en un plazo establecido y respetar la confidencialidad. Por el contrario, la inteligencia artificial, te proporciona una traducción instantánea, sí. Pero carente de sentido en numerosas ocasiones y determinados puntos, demasiado literal y con una serie de problemas a la hora de comprender el texto que quedan erradicadas bajo la mano de un traductor humano. En resumidas cuentas, por mucho que la máquina quiera superar al hombre o la mujer, en muchos aspectos, el factor humano, es irremplazable.

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